EL MIEDO A PERDER EL TRABAJO

EL  MIEDO                                  


es el arma invisible que utilizan estos empresarios, advenedizos, para someter al personal de los  Registros a la disciplina de látigo corto  que imponen tantos desequilibrados y desequilibradas actuando con vicio fuera de la realidad social y no sólo en cuanto al trato económico  y  respetuoso que merecemos cuando con  la preparación técnica  y práctica adecuadas hacemos posible el funcionamiento de los Registros sino, y además,  que hemos de  ver y callar y hasta  colaborar en la violación  de disposiciones legales   con el único fin de obtener, para sí, subvenciones, reducciones fiscales y beneficios de las Seguridad Social para  personas que, como señala PUCK, jamás trabajaron en o para la oficina registral; personas tales como cónyuges, novios, hijos, amigos  e incluso del servicio doméstico empleado para atender el hogar familiar del funcionario/a o  registrador/a, pero que se dieron de alta, como empleados, en los respectivos Registros de la  Propiedad.-

Sus actitudes despóticas  que contribuyen a desmotivarnos gravemente también han convertido la finalidad y severidad del servicio registral en una verdadera memez calificadora, dispar, y ello,  sin que se conozca cual es el título jurídico que habilita a su corporación para  excluir al Estado de la competencia exclusiva de la ordenación de los Registros declarada por el art. 149 de la Constitución Española.-  Subrepticiamente, se sirven de disposiciones, conseguidas, de rango inferior o de la flexibilidad de las llamadas Leyes de Acompañamiento a los  Presupuestos Generales del Estado para camuflar su verdadera finalidad que  no es otra que  hurtar el servicio al Estado que es quien lo presta con todas sus consecuencias como recuerda tanto  la Resolución de la Dirección General de los Registros de 9 de abril de 1984,  como el Tribunal  Supremo ( Sala 3ª, Sección 6ª ) de lo Contencioso Administrativo, en su Sentencia de 21 de marzo de 1.995.-

Pasa que como el Estado no pudo cumplir su obligación de instalar sus oficinas públicas que son los Registros de la Propiedad convertidos ya en sórdidos centros donde la cochambre, la  incomodidad y la pobreza sobresalían  a sus anchas, se aprovecha la circunstancia para  poner una solución corporativa.-  Fue el  Reglamento de la Mutualidad quien autorizó la concesión de anticipos  reintegrables para la decoroso instalación de los despachos, y,  posteriormente a la vista del futuro económico que ofrecía el servicio se consigue que el Reglamento de 17 de septiembre de 1941 ( del Colegio y la Mutualidad ) propiciara la Orden del Ministerio de Justicia de 25 de noviembre de 1.955 que les autoriza para comprar, con dinero de la Mutualidad, dos pisos en Bilbao para la  instalación de sendos registros,-

Y,  de ahí, hasta hoy, para contar con un patrimonio descomunal que rentabilizan en régimen de  monopolio.- Por otra parte no olvidemos que el registrador señor Francisco Javier Gómez Jené  cuenta con muchos seguidores que destacan por el desprecio hacia nosotros infravalorando nuestra actividad.-

Quiero decir que un grupo de personas no pueden apropiarse del servicio público registral, para mangonearlo con preferencia en su propio beneficio, ni deben vanagloriarse de su poder influyente y económico cuando la riqueza se la dieron las circunstancias y un arancel fijado para cubrir, exclusivamente, las necesidades del propio servicio y la retribución de los que trabajan para hacer posible su funcionamiento.- No para enriquecer al Colegio y a los Registradores, sin trabajar, mientras otros la sudan mal retribuidos y mal considerados.-

En este aspecto España no es diferente; son aquellos que la hacen diferente.

En fin, ¿ hasta cuando la paz ?.-Del convenio, la retribución y  del 62% para ellos, la reducción de plantillas y de los sueldos mínimos, hablaremos en otra ocasión.-

SALUDOS CORDIALES.-

La paz tiene un límite............

Esto es como la botella que se infla...............se infla..............y se infla y llegará un momento que explotará. Pues "Torres más altas han caído".

Señores registradores, no es normal, que, como dice el Convenio, siendo "empleados que, habilitados por el título correspondiente,  poseemos los conocimientos jurídicos, técnicos y prácticos necesarios para llevar a cabo todas las funciones encomendadas,  que revistan o no especial complejidad, y que se les pueda encomendar a los Registros, bajo la dirección y supervisión del Registrador", se nos trate así......pues bien saben, aunque alguno no lo quieran ver así, que la sangre que hace que esta institución funcione, como lo lleva haciendo 150 años, "es su personal auxiliar". Así que si quieren mirar por su gallina de los huevos de oro, no miren su cartera, sino las personas (donde detrás hay familias enteras) se levantan todas las mañanas para ir a sus puestos de trabajo, y que su preocupación es llevar en volandas la oficina, "sus oficinas", con el objetivo de realizar las funciones encomendas.

¿Hasta cuándo aguantaremos?

No se puede describir de mejor forma la realidad a la que estamos sometidos en nuestro día a día laboral. Apoyo cada una de las palabras de mis compañeros.

HASTA CUANDO este atajo de inútiles llamados Registradores van a tener a todos sus empleados (que somos miles en toda España y ellos "cuatro") bajo su mazo del miedo y del atosigamiento. Que nos tienen que hacer para seguir callados???

No se hasta cuando y cuanto estamos dispuesto a aguantar, pero estoy seguro que si con los ERES que hay planteados en Registros hoy por hoy, los despidos aleatorios por causas objetivas, los salarios de miseria pagados, las amenazas, el casi nulo apoyo a los compañeros de REUS en su huelga, las puñaladas por la espalda entre nosotros, el "yo trabajo mas que tú y tu haces menos que yo", las sonrisas y el "peloteo" al jefe para ver si en los proximos despidos a mi me deja por lo menos como estoy...., despues de todo esto y más, me da la impresión que estamos en condiciones se seguir aguantando mucho, mucho y mucho mas.
Lo lamento por todos nosotros y aplaudo a los barrenderos de Madrid. A ver si aprendemos algo de ellos.